Blog personal de José Rafael Castellano Muñoz


viernes, 8 de octubre de 2010

Cargado con mi mochila roja, con aquella mochila de tantos y tantos viajes de ida y vuelta a Barcelona a ver a mi novia, me monté en un tranquilo tren que desde Huelva me llevó sin ninguna prisa a la estación de Cumbres Mayores, Era la tarde de un domingo, del 7 de octubre de 1.984. Casi anocheciendo llegué a mi destino y la primera sensación me llegó por el olfato al estímulo del olor de los cebaderos de cerdos que abundan en la zona.


La estación está a un kilómetro y medio del pueblo en una subida bastante pronunciada. Nos recogió un taxista (Rafael, tocayo mío y con familia en Villarrasa) que me dejó en la puerta de la pensión. Allí me recibió una habitación semivacía y desangelada que utilicé lo menos posible.

Al día siguiente, muerto de frío y sorprendido por ver a los abuelotes en mangas de camisa como si nada, después de desayunar calentitos en la plaza de abastos, a las nueve en punto del lunes 8 de octubre, aterricé en el Colegio Público “Morón y Barrientos”. Una sustitución por nupcialidad, unos niños/as de tercero y el encargo del cuidado del comedor (donde trabajaba Dolores, una prima hermana del taxista que, lógicamente, tenía a la misma familia en Villarrasa). Buena acogida y trato exquisito. Magnífico comienzo.

Así comenzó mi aventura de intentar ser maestro y en ello estoy.

Ese año recorrí Cumbres Mayores (15 días), Aracena (dos meses), Niebla (15 días), Villarrasa (4 meses), Bollullos Par del Condado (dos horas) y Rociana del Condado hasta el final del curso 1984-85.

Después vinieron Manzanilla (2 años), Villarrasa (4 años), Tharsis (3 años), La Palma del Condado (1 año) y Chucena donde llevo 15 años.

La verdad es que ya puedo mirar con una cierta perspectiva y decir, con la convicción más absoluta, gracias, gracias y mil gracias.

De todos mis destinos guardo grandes recuerdos de fantásticos compañeros/as y de un amplio espectro de alumnos/as. Muchas anécdotas que, más pronto que tarde, y desde mañana mismo, debería poner negro sobre blanco; anécdotas con solera de veintiséis años que puedo saborear muy despacito.


Por cierto, mañana John Lennon, si viviera, cumpliría setenta años y vería un mundo muy distinto al que soñó. Él no está pero nos dejó su canción IMAGINE. Una delicia.

Imagina que no hay paraíso,

Ningún infierno debajo de nosotros,

Imagina a toda la gente

viviendo al día...

Imagina que no hay países,

Nada por lo que matar o morir,

Imagina a toda la gente

viviendo la vida en paz

Una hermandad del hombre,

Imagina a toda la gente

compartiendo todo el mundo...

Tú puedes decir que soy un soñador,

Pero no soy el único,

Espero que algún día te nos unas,

Y el mundo vivirá como uno solo


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