Estos inmensos paneles representan un lago con nenúfares.
Monet los pintó para que quedaran suspendidos en círculo (dentro de una estancia circular) así sería como si fuera un día que transcurría o bien siendo las cuatro estanciones que se descubrían.
En el Museo de la Orangerie están suspendidos en dos estancias ovales y alcanzan ocho piezas. Los motivos le fueron proporcionados por los nénufares del estanque de su jardín en Giverny. En efecto, en 1890 Monet había adquirido una casa en esa localidad. En su jardín construyó un puente japonés sobre un estanque que estaba repleto de nenúfares, conocido como «jardín de agua». Desde entonces y hasta el final de su vida pintó una y otra vez estas plantas acuáticas.
Esta serie de composiciones cromáticas culminaron con el conjunto monumental pintado para estas dos salas de la Orangerie de París. El 12 de abril de 1922 Monet donó al estado 22 pinturas sobre este tema, que se realizaron entre 1920 y 1926.
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